miércoles, julio 12, 2006

La otra cara de la luna

A un año de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona
Enrique Pineda.[1]

Comenzamos a avanzar. Éramos unos 25 mil. Estaba anocheciendo y empezamos la movilización. Un poco más adelante estaba ya todo casi completamente oscuro. De pronto, conforme avanzábamos, las luminarias de las calles empezaron a apagarse. Por pares se apagaban hacia adelante. Nos dejaron en la oscuridad. Se escuchaban nuestros gritos y nuestras consignas pero no se veía casi nada. El gobierno local había apagado todas las luces. A nadie le importó y seguimos con la marcha. Suponemos que apagaron las luces para que no pudieran vernos. Era el inicio de una marcha encabezada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; de una movilización que avanzaba en la oscuridad; que avanzaba a pesar de no ser vista. Era el 1 de enero de 2006. Era el inicio de la otra campaña.
Una triple alineación de actores ha decidido construir un cerco alrededor de la otra campaña. Clase política, medios masivos de comunicación y el sector intelectual –al menos la mayoría- han emitido un juicio y han decidido no mirar lo que abajo germina, y empieza a crecer. Es un cerco de poder, dinero y desprecio. Es un cerco en el que se alinean derechas e “izquierdas”. Es un cerco creado bajo la premisa de que lo importante, lo relevante y lo correcto lo deciden ellos. Clase política, medios e intelectuales han levantado un muro de condenas y silencio. Pero abajo, a pesar del cerco, a pesar del griterío electoral, a pesar de la guerra verbal que han desatado lo seguidores de la izquierda partidaria contra la otra campaña, esta nace, crece, se desarrolla. Con todo en contra, algo abajo sucede. Este es un texto que habla sobre ello. La otra cara de la luna existe, a pesar de que haya quien no pueda – o no quiera- reconocerlo. La otra cara de la luna existe, a pesar de no poderse ver…por ahora. La otra campaña, convocada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional es sin duda un proceso social inédito. Aquí un recuento de lo que desde nuestro punto de vista, hace de esa otra campaña un enorme e importante proceso social en México.
I. Escuchar y aprender. El monstruo, las resistencias y los sueños.
Mientras los medios de comunicación comerciales se rascan la cabeza confundidos por el método de la otra campaña; mientras los intelectuales enfurecen porque la iniciativa zapatista opta por una reunión con una veintena de trabajadoras sexuales en vez de una alianza con las grandes dirigencias sindicales, mientras el poder trata de ignorar las reuniones con potencial subversivo de la otra campaña, abajo, se experimenta otro modo y algo nuevo. Escuchar y aprender.
La otra campaña, con el recorrido del Subcomandante Marcos se fue develando como una brillante muestra del funcionamiento sistémico. Al hablar cada poblado, cada organización , cada individuo, y conocer los dolores y las luchas de las y los otros, de forma enormemente didáctica se comprende el funcionamiento del sistema basado en la explotación, la dominación, el despojo y la exclusión. Es decir, el funcionamiento del capitalismo. Enseña también que la devastación por el funcionamiento sistémico es mucho más amplia y profunda de lo que pensamos.
La otra campaña es un método altamente subversivo ya que orienta la centralidad política en los de abajo y en los mecanismos de funcionamiento del sistema capitalista en México. Es una verdadera campaña política que articula una red de historias de dominación pero sobre todo de resistencias. Una red que visibiliza al otro México, que lucha y resiste en lugares y formas insospechados y que puede convertirse en un enorme movimiento de excluidos.
El EZLN es una especie de imán, de atractor, una fuerza que ayuda a reunir a todas y todos y facilita que entre si nos escuchemos y nos conozcamos, objetivo de esta primera etapa de la otra campaña. Varias voces intelectuales pierden el control porque en vez de impulsar un programa preestablecido, se escucha lo que tienen que decir cada uno y una de las que asisten a las innumerables reuniones y asambleas que conformaron la otra campaña. De una asamblea de 8 horas, la comisión sexta del EZLN sólo habla una media hora, generalmente al final, introduciendo una especie de reflexión general o resumen y en muchas ocasiones, dando una intervención tremendamente analítica sobre el funcionamiento capitalista en México. El actor central es la asamblea y sus integrantes con sus múltiples y diversas voces, contradicciones, límites, capacidades y potencialidades. El programa no existe antes del sujeto. Los asistentes se escuchan, se conocen y aprenden de sus historias de resistencia y, de forma paulatina enlazan todas las historias, ayudándose a comprender el funcionamiento del sistema. Cuando le explicábamos a alguien este método, no pudo contenerse y con alegría dijo “es como un enorme proceso de educación popular”y, en efecto, lo es. Como dijeron los indígenas huicholes: “sólo entre todos sabemos todo”
Así, se va creando un masivo y extenso autodiagnóstico que pasa desde las resistencias y luchas personales hasta los procesos antisistémicos estatales y regionales que van construyendo un primer acercamiento al panorama del funcionamiento del capitalismo en México, basado en la explotación, el despojo, el desprecio, pero también la explotación, el dominio y la exclusión. De las propias narraciones, análisis, historias, deducciones, textos, interpretaciones, conocimientos e historias de quienes participaron en las reuniones de la otra campaña, podemos de forma apretada explicar y visibilizar cómo la acumulación y el capital se desenvuelven por todo México.
a) El capital y el progreso.
Disfrazado de desarrollo modernizador, la ambición de la expansión e intensificación de la acumulación en México se desarrolla a través del capital en la industria de la construcción que busca expandir y ganar con la especulación de nuevos sectores habitacionales con el empresariado inmobiliario y con el crecimiento exponencial y devorador del sector servicios; busca incesantemente la inversión en la infraestructura para mejorar sus ganancias con comunicación y traslado de mercancías más rápidas; busca con el empresariado turístico crecer y expandirse en zonas antes libres, o al menos, antes poco controladas por la lógica mercantil.
Cada una de estas tres dinámicas, incluso – de manera tendencial- podríamos ubicarlas de forma geográfica, aunque, es obvio, estas se yuxtaponen y complementan.
Así, la Ciudad de México crece con el ímpetu desarrollista más clásico –Faustico, podríamos decir- que equipara desarrollo a cemento, modernidad a comercio capitalista, y progreso a devastación. Los estados circundantes a la capital del país, en la lógica de expansión ilimitada del capitalismo, quedan subordinados a las necesidades del centro, en una lógica de relación dominante en la que Hidalgo, Morelos, el Estado de México, son el campo de expansión para satisfacer las necesidades aeroportuarias, habitacionales y turísticas del Distrito Federal. Frente a esta lógica se piensa en nuevas carreteras (como el proyecto de carretera Siglo XXI en Morelos), la expansión de las cadenas como Wal-Mart ( donde las resistencias se organizan en Amecameca, en Jojutla, en Teotihuacan para no ser avasallados por el super comercio); o en un nuevo aeropuerto, (en Zapotlán, Hidalgo). El proyecto de lo que podríamos denominar una supercarretera periférica que uniera en un enorme circuito a todas las ciudades por fuera del Valle de México y que está en marcha, es sin lugar a dudas la expresión monumental del hiperdesarrollo devastador que prioriza ganancias y necesidades de crecimiento urbana por encima de ecosistemas, culturas y pueblos es el mejor ejemplo de esta forma de acumulación.
Una segunda tendencia es la multiplicación de vías de comunicación, enmarcadas en el ambicioso proyecto del Plan Puebla Panamá. El corredor transísmico, un megaproyecto de comunicación interoceánica, de proporciones monumentales es un ejemplo de proyectos estratégicos para la acumulación y su papel en el comercio trasnacional, dominado en la región por Estados Unidos. Pero también autopistas como las que denuncian los campesinos de Chomacán y Tomatlán, en Veracruz que destruirá sus comunidades, son el segundo eje de reproducción y crecimiento en los que las empresas cementeras, constructoras y administradoras de cuotas y peajes saborean sus ganancias. Podemos encontrar múltiples proyectos precisamente en el sureste mexicano, geoestratégicamente en Oaxaca, pero también en Veracruz, Chiapas y otros estados.
Una tercera tendencia busca explotar a través del desarrollo de centros turísticos y comerciales, lugares hasta hace poco deshabitados o habitados sólo por pueblos originarios y pequeñas comunidades. Este tipo de desarrollo devastador podemos encontrarlo esencialmente en la zona peninsular (Campeche, Yucatán, Quintana Roo) pero en general en todas las costas y playas visitadas por la otra campaña (por ejemplo, en Guerrero o en San Blas en Nayarit. Estas tres tendencias de expansión sin embargo no funcionarían sin otras lógicas de dominación que describimos brevemente:
b) El capital y la naturaleza.
Esta tendencia de crecimiento exponencial necesita por supuesto, para sostener su lógica de acumulación –el capitalismo crece o perece- de más territorios, de más materiales, de más recursos y de más energía. Dotar al proyecto expansionista de sus insumos es una tarea depredadora. El capital nacional y extranjero requiere urgentemente de termoeléctricas, presas, agua, bosques, barrancas, mantos acuíferos, playas, arrecifes, litorales, zonas costeras, manglares, biodiversidad y hasta el aire. Así, en la extracción y privatización destructora, capital y Estado van de la mano. En Huixquilucan Estado de México, Aguas de Barcelona ya ha acaparado los recursos acuíferos; se organizan luchas para defender las Lagunas de Santa Catarina; la Barranca de los Sauces en Cuernavaca o la Laguna de Acuitlapilco en Tlaxcala. Los adherentes a la otra Campaña hablan de cómo en las cercanías de Apizaco, el presidente municipal de Reyes Ruiz ya ha vendido el agua a la compañía Coca Cola. Pero ello por sólo hablar del agua. Las empresas mineras, textileras, los talamontes y ganaderos, las empresas que han privatizado la energía eólica en el istmo, las empresas y gobiernos que buscan la construcción de la Presa en la Parota, son el conglomerado de poder y dinero que buscan explotar los últimos recursos para el proyecto de expansión. En su lógica mercantil, la inversión en la explotación y mercantilización de territorios y recursos es un fin en sí mismo, ya que las ganancias son enormes, considerando que el Estado y los Gobiernos reorientan recursos y apoyos para dichos proyectos. Los recursos públicos son orientados para el apoyo de empresas que explotarán recursos y con ello ganarán enormes sumas de dinero. Los recursos estatales son usados para despojar a otros y otras. Las consecuencias de sobreexplotación, devastación, destrucción y ecocidio son de características dantescas. Las comunidades y organizaciones que viven en territorios ricos en recursos sólo tienen dos opciones: rendirse, venderse y vender todo lo que ahí crece, o bien, organizarse y resistir. La mayoría opta por el primer camino. Los que optan por el segundo, muchos de ellos, se acercan a la iniciativa zapatista.
c). El capital y la tierra.
Todo ello no sería posible sin el control del territorio. Así como en el Siglo XVII en Inglaterra había procesos de cercamiento de la tierra, o en el siglo XIX compañías deslindadoras para despojar de sus tierras al campesinado, hoy existen nuevos métodos de engaño y despojo en el México moderno. Cada comunidad campesina visitada por el recorrido de la comisión del EZLN denuncia a los programas gubernamentales llamados PROCEDE Y PROCECOM como mecanismos para despojar a los campesinos de sus últimas tierras. Argucias legales que permiten enajenar las tierras y que con base a presiones otorgan la propiedad de la tierra a quienes desean reproducir esta lógica expansiva del centro a la periferia con el inconveniente de que para controlar dichos territorios, usual y ancestralmente ocupados por pueblos indios y comunidades campesinas, estos deben ser destruidos. Es decir, con el control del territorio para la expansión urbana, o de vías de comunicación o turísticas, expulsados de las tierras en las que antes vivían, son destruidas culturas e historias, comunidades y formas de vida; formas de trabajo y mecanismos de subsistencia.
El obstáculo para el control de extensos territorios por explotar son dichas comunidades, organizaciones y pueblos que, orillados por el despojo, solo pueden resistir, migrar o disolverse como identidad colectiva. Los menos, resisten, afectados y erosionados también como tejidos comunitarios y colectivos. Resisten, y muchos de ellos se acercan a la otra campaña.
d). El capital y la nueva explotación.
Una vez que estas comunidades y espacios colectivos son desarticulados, despojados de sus pocas riquezas, despreciados por la lógica expansiva de una supuesta modernidad que trae consigo desarrollo, las y los despojados están listos para participar de la cuarta dinámica, quintaesencia del capitalismo: la explotación. Puebla, Guanajuato, Hidalgo, Aguascalientes, Jalisco, como zonas de amplios corredores industriales y maquiladores dejan entrever el proceso de precarización del empleo, que como fenómeno global se extiende en la mejor lógica neoliberal. Así, las narraciones de trabajos de jornadas de 12 horas contínuas y más; de empleos sin seguridad social, con bajos sueldos, con terrible represión frente a los procesos de organización de los trabajadores son comunes en las reuniones de la otra campaña. No son las grandes dirigencias obreras quienes hablan, son las pequeñas e incipientes organizaciones de trabajadores precarios, un nuevo proletariado el que habla, denuncia, analiza, se acerca a la otra campaña, como en la emblemática reunión en Altepexi, Puebla. Pero si el trabajo textilero o ensamblador son trabajos precarios, hay que conocer también las condiciones de los trabajadores agrícolas, como los jornaleros de los cañaverales que en Morelos, -del Ingenio en Zacatepec- o en Veracruz, se acercan a la otra campaña como la última alternativa frente las terribles condiciones laborales en una de las industrias más sucias y explotadoras.
e) El capital y el poder.
El círculo de terror de la lógica capitalista en México no estaría completo sin un elemento clave: el poder y el Estado. Contrario a las tesis neoliberales de una menor intervención gubernamental en la lógica del mercado, lo cierto es que la lógica de máxima ganancia poco podría funcionar sin el apoyo estatal. Como hemos visto, los Gobiernos interceden una y otra vez para asegurar la reproducción capitalista, sea empujando el control de territorio por las manos privadas del mercado; sea favoreciendo a ciertos sectores del poder económico para el crecimiento y la inversión; sea apostando por reglas desfavorables para los trabajadores, volviendo más precario el empleo o no cumpliendo las leyes que dan seguridad al trabajador; o bien, externalizando los costos de impacto ambiental que deberían ser pagados por las empresas; o peor aún, no haciendo nada frente a la destrucción ambiental, responsabilidad generalmente de las megaempresas nacionales o multinacionales. Es decir, que aunque los capitalistas en su discurso demandan una menor intervención del Estado, en los hechos son ellos quienes más necesitan de la actuación gubernamental para asegurar sus intereses. Pero hay otros mecanismos para favorecer el proyecto de expansión e intensificación de la acumulación que hemos descrito a grandes rasgos en México. Es el saqueo de recursos a través de la complicidad de la clase política que incide en el Estado y en las políticas gubernamentales, así como en licencias, permisos, decretos, apoyos, expropiaciones que favorecen a los empresarios con la cercanía indispensable de prestanombres, socios, familiares, tráfico de influencias, permisos ilegales, amigos y compadrazgos con la clase política.
En las historias de la otra campaña uno puede sintetizar tres procesos de este tipo de complicidad con el poder político, que es tan íntimo que se desdibuja la separación entre poder económico y poder político: a) la corrupción para el saqueo y despojo a favor del empresariato dominante; b) la articulación del poder económico con los poderes caciquiles de varias regiones del país – denunciado también por sus grandes dosis de violencia- y c) la utilización de la represión, de los cuerpos represivos del Estado para imponer el proyecto de expansión e intensificación de la acumulación.
Aunque muchas de estas explicaciones no son nuevas, lo cierto es que lo nuevo es que miles de personas se hayan reunido en pequeñas asambleas para narrar sus historias, reunir los pedazos del rompecabezas y que sea la gente de abajo y a la izquierda la que abre esta posibilidad de análisis sistémico. Por supuesto, aquí es imposible sintetizar otras líneas de dominación que las innumerables reuniones narraron y analizaron durante el recorrido de enero a mayo pasado.
Frente a este proceso de reproducción de la acumulación, existe un peligro y una esperanza. Como hemos visto, la expansión descrita está basada en la intensificación y aceleración de la inversión inmobiliaria e infraestructura que permite el crecimiento a la vez del sector servicios y del turismo. Si uno revisa la lista de los empresarios mexicanos más poderosos – lo que alguien denominaría burguesías y oligarquías “nacionales”- esta refleja fielmente lo que las innumerables voces de la otra campaña denuncian y analizan. Es Carlos Slim (TELMEX, Grupo Carso, GF Inbursa, US Comm) y Lorenzo Sambrano dueño de Cementos de México (CEMEX) quienes encabezan la lista de los 100 empresarios más exitosos. [2] Es relevante que el capital especulativo o financiero no sea el eje de las historias de devastación en la otra campaña, a pesar también de su poder y crecimiento en México. El peligro inminente es que después de visibilizar que esta expansión devastadora en nuestro país está favoreciendo a un sector específico de la burguesía nacional, con los efectos ya conocidos, en el llamado Proyecto Alternativo de Nación de Andrés Manuel López Obrador, es decir, de quien se dice la izquierda partidaria, el eje de crecimiento de la economía propuesto en su programa sea explícitamente la industria de la construcción y del turismo. [3] La alerta esta frente a nosotros. La izquierda partidaria, esta proponiendo reorientar la acumulación precisamente en estos ámbitos, trasladando hacia ese vector la fuerza del Estado, con el beneplácito de esa parte de la clase dominante. Hasta ahí el peligro y la advertencia.
Pero por el otro lado, la esperanza se basa precisamente en una de las peores contradicciones del capitalismo, que es que a cada manotazo, a cada expansión, en cada proyecto, el capitalismo y la dominación crean a sus contrarios. Es decir, las resistencias. Porque miles de personas afectadas por este proyecto “silencioso” de devastación están dispuestas a resistir porque de otra forma serán eliminadas y avasalladas. La otra campaña devela, visibiliza que el proyecto de dominación es mucho más profundo y devastador que sólo las reformas neoliberales clásicas. Que la expansión que favorece a unos cuantos, destruye, expulsa, despoja, explota, desprecia y reprime a muchos más. Y muchos de ellos y ellas se organizan para resistir contra ese dominio. Porque muchos, muchas, con un poco de historia, de dignidad y de organización han decidido decir ya basta. Son quienes integran hoy la otra campaña.
II. La campaña de los excluidos.
La maldición de ser explotados
La maldición de ser humillados
La maldición de ser despreciados
La maldición de ser perseguidos
Siempre porque somos los de abajo
Siempre porque somos los otros
Siempre porque somos los diferentes
Siempre porque somos los que sobramos
Los que nadie toma en cuenta
Los que no pueden ver hacia arriba sin rencor, sin coraje,
Sin olvidar que esa riqueza que está allá arriba y que está creciendo,
es producto de lo que nos quitaron a nosotros.
Subcomandante Insurgente Marcos
Después de recorrer dos terceras partes del país, en la otra campaña se construye un movimiento de múltiples expresiones. Las historias y narraciones dejan ver cómo estas agrupaciones, organizaciones, colectivos han luchado por muchos medios y de muchas formas. Son a veces historias largas de lucha colectiva, combinándose con nuevas resistencias y nuevas formas organizativas. Muchos de ellos han recorrido la lucha frente al Estado, en sus tribunales, en sus congresos locales, en sus penales, con sus gobiernos estatales, y una y otra vez han recibido una sola respuesta: desprecio y represión. Muchos de ellos han visto pasar gobiernos de todos los espectros, incluyendo la supuesta izquierda partidaria.[4] Nada ha pasado. Nada ha cambiado y en muchas ocasiones incluso los problemas se han agravado. Pero también si uno lee, escucha, aprende, acude a las voces de la otra campaña uno puede ver otro eje de discursos: están orgullosos por su diferencia, son dignos, son rebeldes y por todo ello, la conexión con el llamado zapatista fue inmediato. Mientras los detractores de la otra campaña la narran y la critican sólo cómo el recorrido del Subcomandante Marcos, la otra campaña es en realidad un proceso de acercamiento, conexión y organización de muchas resistencias en México. Aquí un intento de caracterización de los actores de ese proceso, caracterización general, incompleta e insuficiente pero necesaria para mirar a lo que abajo y a la izquierda se desarrolla en la iniciativa zapatista.
Los pueblos indios. Popoluca, zapoteco, mixe, chinanteco, mazateco, mixteco, triqui, amuzgo, chocholteco, totonaco, otomí, chichimeca, ñañhú, mazahua, tlapaneco, purépecha, wixaritari, huichol, son sólo unos pocos de los múltiples pueblos y organizaciones indígenas reunidos en la otra campaña. Sin lugar a dudas y como el propio Subcomandante Marcos había pronosticado, la columna vertebral de la otra campaña está erigida en los pueblos indígenas. A veces con una decena de integrantes de una etnia, a veces con un centenar, a veces con comunidades y pueblos enteros, las reuniones con pueblos indios develan el funcionamiento sistémico, porque es precisamente el movimiento indígena quien resiste en sus territorios al despojo y al poder y son cientos de comunidades y pueblos en resistencia. En menor medida, organizaciones campesinas que defienden la tierra y sus productos se han acercado a la otra. La convocatoria al Congreso Nacional Indígena comenzó a reactivar la comunicación, la coordinación y la articulación de los pueblos reunidos en el CNI. Sin embargo, la inercia del repliegue del movimiento indígena es fuerte, por lo que vencerla es una tarea pendiente de la otra campaña.
L@s jóvenes y l@s estudiantes. Chavas, chavos, y más chavos y más chavas participaron en las reuniones de la otra campaña. El hartazgo frente a la clase política pero también la necesidad de una alternativa y la influencia zapatista en toda una generación de jóvenes activistas, sin lugar a dudas han provocado que el papel de las y los jóvenes sea masivo en la otra campaña. Los masivos actos en las Universidades de Michoacán, Querétaro, en la Ibero de Puebla, en varias escuelas periféricas de la Ciudad de México y en la propia Universidad Nacional reflejan el enorme interés de una parte de los estudiantes en la otra campaña y la propuesta zapatista. Sin embargo, son los colectivos estudiantiles los que más dificultades tienen para llegar a consensos y es el sector con menor organicidad. Esos miles de asistentes a los mítines no cuentan con mecanismos de información y participación, quedando sólo los grupos más organizados de activistas que se han adherido a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. La dinámica de división y fragmentación en las luchas estudiantiles es fuerte y será difícil de vencer. Por otro lado, una pléyade de organizaciones de jóvenes participan en la otra: punks, hip hoperos, graffiteros, anarquistas, libertarios, pequeños grupos y colectivos que en todos los estados y en decenas de reuniones imprimieron su identidad y sus luchas.
L@s trabajadores. Como habíamos dicho, prácticamente ninguna dirigencia sindical se ha acercado a la otra campaña. Es necesario analizar las razones de que quien se haya adherido y sumado sean esencialmente corrientes y colectivos de trabajadores de todo el país. Pequeños grupos, generalmente disidentes de sus direcciones sindicales. Trabajadores petroleros, del sector salud, profesores, administrativos, trabajadores de caminos y puentes, mineros, siderúrgicos, de la industria automotriz, telefonistas, y ese nuevo proletariado, identificado con las mujeres maquiladoras son quienes participan y se reúnen en la otra campaña. Son trabajadores de abajo, que llegan con uniforme, bata u overol a las asambleas de la otra. Que hablan con sus compañeros en los dispersos lugares de trabajo. Que no tienen recursos y que generalmente están enfrentados y hasta reprimidos por sus dirigencias. Cabe resaltar por último, a los Sindicatos de Uniroyal y Euzkadi, trabajadores de la producción de llantas, los primeros despedidos en conjunto, pero organizados y en pie de lucha, los segundos copropietarios ya de la fábrica, autogestionando la producción después de una larga lucha contra la empresa. Muchos grupos de trabajadores de esos espacios sindicales adheridos a la otra campaña. La realización del Encuentro Nacional Obrero reunió por primera ocasión a este universo de disidencias obreras. Es un proceso incipiente y débil, aunque ya ha comenzado.
Las luchas de la urbe. Innumerables organizaciones populares se han sumado a la otra campaña. Organizaciones de colonos, en lucha por una vivienda digna, en defensa del medio ambiente, pero también organizaciones de choferes, transportistas, bicicleteros, contra las altas tarifas eléctricas, comerciantes ambulantes, gente de mercados públicos y barrios de muchas y muchos y muchas más.
Personajes del subsuelo. Otro de los fenómenos más interesantes en la otra campaña es cómo pequeños grupos de los que podríamos denominar como excluidos entre los excluidos se han sentido identificados con el llamado zapatista. Son por supuesto pequeñísimos grupos, pero que a lo largo y ancho del recorrido han irrumpido y llenado de color, de nuevas demandas, discursos, necesidades y análisis a la otra campaña. Se han reunido grupos de trabajadoras y trabajadores sexuales; grupos de trabajo con niños de la calle; varios crews de graffiteros que en muchas reuniones su discurso iba estampado en la pared; núcleos de lesbianas, homosexuales, bisexuales, transgénero, travestis que han sido llamados por el Subcomandante Marcos como “otros amores” y que en la Ciudad de México, como sector, se han aglutinado en la “disidencia sexogénerica”. Se han acercado incluso algunos grupos de motociclistas que en el DF o en Yucatán, acompañaron en sendas caravanas el paso del delegado zero. La izquierda tradicional, con una reacción conservadora, se asombra que la otra campaña de también preferencia a estos grupos y que incluso se haya llamado ya a formar un espacio de trabajadores y trabajadoras sexuales, y que con orgullo, en Orizaba, Veracruz y en Apizaco, Tlaxcala se reunieron con el Subcomandante Marcos. Mientras las campañas políticas tradicionales huyen despavoridos de estos sectores y de ser relacionados mediáticamente con ellos, en la otra campaña los reivindicamos con orgullo.
Finalmente una pléyade de organizaciones de diversa índole se han reunido en la otra campaña, organizaciones políticas, de educación popular, de derechos humanos, de trabajo con mujeres, ambientalistas, medios libres, artesanos, grupos culturales, cooperativas de producción, y un sin fin de temas más que son casi imposibles de agrupar por su diversidad y su riqueza. Cabe resaltar que mucho del “zapatismo civil” de pequeños grupos ciudadanos, de solidaridad con el EZLN, de ese zapatismo de la sociedad civil, que logró mantenerse cohesionado durantes estos años, participa en la otra campaña, pero también de muchas y muchos nuevos activistas que se han acercado a las luchas y que la otra campaña es su primera experiencia organizativa.
El reporte de la Comisión Sexta sobre las organizaciones y adherentes deja ver cómo está distribuida esta fuerza por todo el país, con poco menos de 1200 organizaciones adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona: Los estados con mayor convocatoria entre organizaciones son el DF (con 372 organizaciones); Chiapas y el Estado de México han convocado a 99 y 97 organizaciones respectivamente. Estados con tradición de lucha han respondido también a la convocatoria zapatista: Oaxaca ha reunido a 70 organizaciones en todo el Estado; Michoacán y Veracruz 45 organizaciones cada uno; 36 y 35 organizaciones han reunido Puebla y Morelos respectivamente.[5]
Hay una presencia intermedia en Guerrero, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Querétaro, Tlaxcala y San Luis Potosí. Y hay una respuesta pequeña en Aguascalientes, Las Bajas, Campeche, Coahuila, Chihuahua, Durango, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Yucatán y Zacatecas.
Territorialmente diríamos que una tercera parte del país (una parte de la región central y el sureste) ha respondido ampliamente a la convocatoria zapatista. El segundo segmento (la otra parte de la región centro y otros estados específicos de occidente y sureste) han respondido de manera intermedia. Finalmente, el tercer sector ha respondido débilmente al llamado zapatista, la zona norte y peninsular de México, espacios dominados por la ausencia de movimientos sociales y de tendencia conservadora. A pesar de ello, aún ahí, existen compañeros y compañeras de la otra, que reivindicamos con orgullo. Estos son elementos indispensables de balance para fortalecer a la otra campaña.
III. La otra política.
En la otra Campaña hay un universo de nuevas prácticas políticas que deberían ser caracterizadas como su tercer fortaleza. La diversidad de potencialidades, discursos, pero sobre todo también prácticas políticas alternativas no deberían ser menospreciadas no sólo por los que no son parte de la otra[6], sino esencialmente por quienes la conformamos. Si uno sabe escuchar y observar, esas prácticas existen, sólo que aún no se han generalizado, ni se les sabe apreciar.
Una de ellas son las formas de protesta. Como por ejemplo, para difundir el recorrido del delegado zero, en un lugar le pusieron capuchas a todas las estatuas; en Chiapas, en las protestas del 2 de noviembre pasado, la banda más joven articuló una protesta novedosa, amaneciendo la Ciudad de San Cristóbal de Las Casas con los nombres de las calles cambiados, recordando eventos y personajes, enviando mensajes políticos que toda la población observó con curiosidad.
Los chavos y chavas del Manifiesto del Agua Roja, un puñado de colectivos y personas de la Ciudad de México protestaron contra la violencia en Atenco, tiñendo de rojo varias fuentes en toda la Ciudad –cuidando al hacerlo, de realizar la acción con pintura no contaminante- ; hay otra buena narración de los jóvenes de Colima que utilizaron el concierto de la cantante Tania Libertad para enviar un mensaje a los medios de comunicación. Cuentan los compañeros, cómo, aparentando ser seguidores de la cantante, con miles de asistentes a un concierto y frente a la prensa que cubría el evento, pudieron introducir una manta que decía Tania Libertad. Aparentando querer acercarse a la cantante para verla mejor, pudieron frente a todo el auditorio desplegar un lado oculto de la manta: Tania… Libertad….a los presos políticos en Atenco. La prensa local recuperaría la acción de forma exitosa. Como estas hay cientos de historias y de acciones. De otra forma de protesta que lleva implícita otra forma de acercarse y enviar un discurso político, esencialmente a la población. Como la gente de Subversión Sonora, la batucada que acompaña con estruendo, música y baile todas las acciones de protesta; como lo hace también la mesa informativa Neza, que con latinos y africanos ritmos está empezando a formar lo que podría ser el germen del contingente festivo, donde se reúnen zanqueros vestidos de zapatistas, gente con botargas y mojigangas, disfraces, gente bailando, chavos y chavas que se han pintado el cuerpo completo con múltiples colores y mensajes, reivindicando al cuerpo como expresión política, tanto de contenido como de expresión estético-política.
Están los carnavales que por zonas populares impulsaron varias organizaciones, - organizaciones sociales junto con colectivos autónomos- rompiendo con la cotidianidad del barrio, asombrando a la banda de Iztapalapa o de La merced con mojigangas, disfraces, música y por supuesto, volantes y periódicos. Pero también hay otras formas de hacer trabajo político: desde los conciertos en Los Angeles, que reporta la Otra del otro lado, es decir los méxico-americanos organizados en la otra campaña, hasta una caravana informativa en Sinaloa, que de barrio en barrio va reuniendo a la gente haciendo un taller de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona con una exposición visual. Los trabajadores sexuales que hacen recorridos diurnos y nocturnos para explicar qué es la iniciativa zapatista junto con “la otra campaña de salud sexual” y que han creado audio cuentos y radio novelas para el mismo fin. Los talleres contra la homofobia y lesbofobia que el sector de la Disidencia sexogenérica ha comenzado a impartir dentro de las mismas organizaciones de la otra, porque en ellas mismas esas formas de dominación, discriminación y exclusión deben ser abandonadas. También el trabajo que se ha comenzado como sector niños y niñas con decenas de talleres sobre la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, la posibilidad de que se expresen políticamente desde chavitos y su presencia como contingente en varias movilizaciones. Está por supuesto el Encuentro Libertario de adherentes a la otra, que ha comenzado a crear una red nacional libertario-anarquista. Muchos estudiantes, han creado pequeñas representaciones de teatro, performances y juegos para difundir lo ocurrido en Atenco, como varios estudiantes de la UAM, que durante el periodo de este mundial de futbol, decidieron crear un juego educativo, en que jugaba por un equipo, el pueblo, y su adversario, del otro lado, era el Estado de Derecho. El juego futbolero del pueblo contra el estado de derecho era fervientemente narrado por un locutor de la “prensa comercial” disfrazado con una televisión en la cabeza. La gente que caminaba por la calle, con los gritos del locutor, los disfraces que portaba cada equipo, se acercaban a mirar el llamativo juego y así, se enteraban de los hechos en Atenco y la otra campaña.
Podríamos llenar varias páginas más de los cientos de acciones, festivales, conciertos, ferias, caravanas, conferencias, foros, entrevistas, radio bocinas, proyección de videos, exposiciones, bailes, fiestas, charlas, brigadeos, saloneos, mítines, bloqueos, de cientos de actividades que buscan llegar a los de abajo y que se han hecho con la creatividad de las organizaciones de la otra campaña, de manera autónoma y descentralizada, además de las movilizaciones centrales. Esto sucede en la otra campaña porque la otra es un movimiento, no organizaciones con acuerdos de unidad, ni dirigencias progresistas o politizadas. La otra es un movimiento vivo, no corporativo, que intenta expresarse por múltiples e insospechadas vías. Otra política murmura en la otra campaña.
En los espacios de coordinación, especialmente en los que son descentralizados hay una búsqueda constante de la horizontalidad, una crítica permanente a la jerarquía y la verticalidad. Se nombran voceros que son rotativos. Se critica la centralización, el protagonismo e incluso la centralidad del EZLN, más por la incapacidad del resto de las organizaciones de la otra campaña por no tener una voz propia. Los espacios buscan acuerdos por consensos, y mantienen una actividad intensa en muchos espacios de coordinación no centrales.
Las fortalezas de la otra campaña son el enorme proceso de reflexión popular sobre el sistema que generó el recorrido, la enorme diversidad y potencialidad de quienes participan en la iniciativa y la creatividad, análisis e imaginación de los mismos. Pero no es suficiente. La otra Campaña adolece de múltiples límites y contradicciones, como cualquier proceso social, pero que pueden ser heridas de muerte si no sabemos construir entre todos, en efecto, una nueva forma de hacer política. Apuntamos aquí sólo algunos de ellos.
  • Aunque hay una tremenda reflexión política, esta se da sólo al interior de cada espacio u organización. No hay espacios comunes de análisis políticos más amplios. Estos deberían autoorganizarse de inmediato, frente a la segunda etapa de la otra campaña.
  • La mayor participación, por el número de organizaciones adherentes, es en la Ciudad de México. Esa virtud, se ha convertido en una tendencia de centralización negativa. También, la enorme diversidad de cerca de 400 organizaciones adherentes no ha hecho sencillo el logro de consensos. Es lamentable que muchas organizaciones decidan llevar los problemas del DF a los espacios nacionales, haciendo orbitar a la otra campaña alrededor de la Ciudad de México, sin darse cuenta que con ello, se debilita al proceso en general.
  • Los métodos de convergencia nacional siguen siendo tradicionales. Otros métodos para llegar a acuerdos como grupos de afinidad, foros, equipos de trabajo, corrillos, talleres y otros no han sido puestos en práctica haciendo lentas y difíciles las decisiones en espacios nacionales.
  • La organización es débil y la comunicación casi inexistente entre estados y regiones. Aunque hay propuestas e intentos de ello, ha sido difícil la comunicación nacional. La otra tiene como reto comunicar y articular al menos, por ahora, a los colectivos, organizaciones y espacios que participaron en el recorrido. En varios estados este proceso sigue siendo muy débil.
  • Por ello, la voz de la otra campaña ha sido confusa y débil en muchos temas sustantivos. La otra comienza ya a tener rostro, pero no así una voz. Así, la única voz con legitimidad y consenso sigue siendo el EZLN lo que hace perder la diversidad y la amplitud del resto de los participantes. Hacia afuera, pareciera que la otra campaña sigue siendo esencialmente el zapatismo, cuando esto, por todo lo narrado, es evidente que no es así. Las organizaciones que participamos en la otra campaña debemos asumir el reto de poder tener consensos más claros que permitan posiciones política públicas más fuertes.
  • Existen miles de simpatizantes que desean participar en las iniciativas de la otra campaña. Son miles que responden en la calle cuando uno se acerca a dar información, en las escuelas, en las comunidades, que escriben o llaman pidiendo información. No existen ni lugares, ni mecanismos para que puedan integrarse, informarse, autogestionar su participación o sumarse al proceso.
  • Muchos estados no han logrado constituir procesos más unitarios, o de plano no existe comunicación entre distintas unidades organizativas.
  • Existe malestar y confusión en una parte de la población, que con desconfianza mira el proceso, haciendo más difícil que la otra campaña crezca, ahí donde desea hacerlo: abajo y a la izquierda.
  • En la otra existe también el pragmatismo, el sectarismo, las división y discusiones estériles, y la incapacidad de coordinación y construcción de consensos.
  • Hay varias posiciones, que argumentan la autonomía como autodefensa del resto de los adherentes. Desde nuestro punto de vista autonomía no debe significar fragmentación. Autonomía no debe significar incomunicación y descoordinación. Los procesos locales y particulares son la base de la riqueza de la otra campaña; sin embargo, el espíritu de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona invita no sólo a seguir en nuestros procesos locales y propios, sino a entrelazarlos, coordinarlos y organizarlos.
  • No existen mecanismos de comunicación de coordinación y comunicación entre distintos: entre lo rural y lo urbano, entre valles y montañas, entre sectores y territorios, entre generaciones.
  • Sin embargo, el mayor obstáculo que tiene la otra campaña es precisamente concebirla SOLO como un esfuerzo organizativo. Es decir, que si bien la comunicación, coordinación y articulación de todas las unidades organizativas de la otra en todo el país es indispensable, el error al que nos enfrentamos es concebirnos como el proceso organizativo de UNA SOLA organización cerrada. La otra campaña es un proceso de construcción de un movimiento mucho más amplio que debe opinar, impulsar, fortalecer, ayudar y construir en y con las luchas del pueblo, de los de abajo. La otra campaña debe ser un enorme proceso de sinergia de luchas y resistencias organizadas en una MULTIPLICIDAD de formas organizativas que permita la convergencia de todas y todos los de abajo y a la izquierda con un horizonte anticapitalista. El reto es consolidar lo sembrado, pero empujando hacia afuera en las luchas en todos los sectores, en todo el país. La otra no es sólo la construcción de una estructura nacional, sino un movimiento civil y pacífico, un movimiento político que debe irrumpir, opinar, construir en las luchas nacionales, regionales, locales. Un movimiento muy otro que no debe dejar -por concentrarse en el esfuerzo organizativo- la discusión política y la voz que debe representar una alternativa.
Quienes construimos diariamente la otra campaña, debemos asumir estos retos, y muchos más que todas y todos los adherentes hemos detectado, analizado y discutido, pero que poco se ha hecho para enfrentarlos.
IV. La opción de la otra campaña
Frente a los procesos de apropiación, destrucción y despojo de la acumulación capitalista en México, una pléyade de excluídos y superexplotados se organizan como único vehículo contra su devastación y aniquilación. Ese sector –tendencialmente- de forma organizada, está hoy en la otra campaña. No están millones que no se han autoorganizado y que han tenido que migrar, que sucumbir frente al poder del narcotráfico o bien declinar su propio poder frente al de las redes corporativas de los partidos políticos, que –todavía- llegan a miles de pueblos, barrios y comunidades.
La otra campaña se levantó como una iniciativa a contracorriente que desconoce la legitimidad de la dominación –la que sea- pero sobre todo, se rebela frente al pensamiento hegemónico, caracterizado por la democracia liberal. Esa osadía ha costado caro. Buscar a quienes no tienen fama, ni poder, ni dinero, ni jerarquía, ni reconocimiento ha costado a la otra campaña y al EZLN parecer un movimiento de plebeyos, irredentos, sucios y groseros. Y tal vez eso somos. Pero también la otra campaña está llena de resistencias, de luchas, de imaginación, de análisis y por supuesto, de límites y contradicciones.
La otra campaña, como acción contrahegemónica se vuelve casi incomprensible para las mentes de las élites, pero también para todo aquel que comparte el pensamiento hegemónico, que equipara democracia a elecciones, poder a partidos, estrategia a pragmatismo ramplón, correlación de fuerzas con autoderrota y claudicación.
La otra campaña, y la voz zapatista, lanzadas contra la relación de mando-obediencia construida a través del enorme aparato estatal es una pequeña grieta en el campo de fuerzas en lucha, pero que, hemos visto, mantiene una solidez enorme en el pensamiento colectivo, incluso en el de izquierda. La otra campaña se enfrentó a “la manera en que el propio proceso de dominación moldea las palabras, las imágenes, los símbolos, las formas, las organizaciones, las instituciones y los movimientos utilizados por las poblaciones subalternas para hablar de su dominación, entenderla, confrontarla, aceptarla o resistirla”[7]. La principal batalla de la otra campaña fue contra ese pensamiento y la resistencia fue enorme, ya que el pensamiento hegemónico dicta que política es sólo aquella actividad en torno a los asuntos públicos que tienen lugar en el terreno de las instituciones estatales y en el contexto de la dominación. Por eso, todo aquello que quede fuera de esa definición, desde el pensamiento dominante es deplorable, radical, quimérico, poco estratégico, soñador, infantil o marginal. En el caso de los seguidores de la izquierda institucional, la respuesta fue inmediata. Es como si los seguidores de la izquierda institucional aceptasen sin decirlo los términos propuestos por Fukuyama: el marco histórico contemporáneo se limita a la democracia liberal y a la economía capitalista de mercado. Frente a esta definición la otra campaña dijo NO: Debemos construir otra cosa, basado en varias premisas:
Que frente a la visión de tomar el poder, la otra campaña se opusiera, constituyendo y construyendo poder desde abajo y a la izquierda.
Que frente a la displicencia y el olvido contra la izquierda institucional, la otra campaña hubiera opuesto la crítica y la memoria.
Que frente a la exigencia y a la presión de impulsar acuerdos cupulares, la otra campaña hubiera opuesto la difícil y ardua tarea de construir todos todo.
Que frente al conformismo y autoderrota disfrazada de prudencia, la otra campaña hubiera opuesto la organización y un horizonte de lucha anticapitalista.
Que frente a la exigencia de apuntalar una forma de hacer política que está en crisis, la otra campaña hubiera decidido impulsar otra política, incipiente y débil aún, que a contracorriente rema para poder existir y crecer.
Que frente a la exigencia de que los diagnósticos sean creados arriba y por los expertos, la otra campaña hubiera creado el espacio para la escucha y el análisis de quien protagoniza los dolores y las luchas.
Que frente a la estrategia de no confrontar a los bloques, clases y grupos dominantes, la otra campaña los hubiera señalado por su nombre para combatirlos y resistirlos.
Que frente a la estrategia de depositar la confianza en un hombre y su programa, la otra campaña hubiera decidido confiar en los pueblos y sus organizaciones, y en la idea de que son ellos, ellas, nosotros y nosotras quienes podemos construir el programa nacional de lucha.
Que frente a la forma de lucha acostumbrada la otra campaña hubiera decidido construir esa fuerza emergente que contra viento y marea y sus propios límites y errores, se ha sembrado en esta etapa.
Que frente al programa iluminado, frente al mesionanismo de soluciones de un solo hombre la otra campaña reivindicara las otras, las múltiples y numerosas alternativas: la autogestión obrera de Euzkadi, la otra comunicación con las radios comunitarias de Buenavista, o Teocelo junto a los medios libres; los procesos autonómicos del caracol de Zirahuén en Michoacán, la policía comunitaria en Guerrero o las propias juntas de buen gobierno zapatistas en Chiapas.
Esta y otras disyuntivas, son las alternativas que ofreció la otra campaña en esta primera etapa, la de la siembra. El reto de este incipiente movimiento con diversas expresiones que empieza a ser la otra campaña es enfrentar la crisis – no diferirla-. Crisis que no se representa en la disputa poselectoral que vive México. Mientras arriba, la disputa y la crisis se vuelven el epicentro de medios de comunicación, partidos, analistas, empresarios, abajo, el colapso, la devastación y la crisis avanzan profunda e inexorablemente. Abajo el proyecto de devastación, destrucción y despojo no se detiene, arrasando playas y litorales, bosques ancestrales, costumbres y cosmovisiones, artes y lenguas, biodiversidad, pueblos, derechos, tierras, barrios. Ahí es donde la otra campaña ofrece una alternativa, ahí es donde la otra campaña se ha sembrado, ahí es donde la otra política puede germinar, ahí es donde las luchas y las resistencias empiezan a entrelazarse. La otra cara de la luna existe aunque muchos no quieran reconocerlo. Quizá, un día, toque virar al astro nocturno y podamos ver lo que en la noche se ha sembrado. Eso que abajo y a la izquierda murmura ya y dice: somos la otra. Somos la dignidad rebelde, el corazón olvidado de la patria.
Junio-Julio de 2006.


[1] Enrique Pineda es integrante de Jóvenes en Resistencia Alternativa, organización adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, egresado de la carrera de Sociología.
[2] Revista Expansión 941. Mayo-junio 2006. pag. 78.
[3] Andrés Manuel López Obrador. Un proyecto Alternativo de Nación. México. Grijalbo. 2004. pag. 50 y 56
[4] En su artículo EZLN: política y poder desde los movimientos sociales, Guillermo Almeyra critica al zapatismo por tener este una posición hostil al PRD argumentando que ese partido “en el resto del país no tiene esa cara”, es decir, corrupta y cómplice de la represión y otras violencias ejercidas en Chiapas. NO puede haber caracterización más desinformada y más condescendiente con esa estructura partidaria. Y para muestra muchos botones: organizaciones civiles en Oaxaca dicen del PRD que “no era lo que esperábamos”; en Guerrero un viejo comunista y luego experredista dice sobre un gobierno local de ese partido “hace todo eso contra lo que nosotros luchábamos”; en Morelos una lidereza perredista agrede a comuneros que se resisten a vender en Tetela del Monte; en Hidalgo en Tulancingo el presidente municipal perredista impulsó un enorme operativo policiaco de intimidación al paso del recorrido del delegado zero; la lista podría seguir pero en sus análisis a Guillermo Almeyra se le olvida decir que el presidente municipal de Texcoco pidió la intervención estatal para reprimir en Atenco, o que el edil perredista de ese municipio declaró que “el municipio continúa secuestrado por integrantes del EZLN y del CGH” o que el diputado del Estado de México coordinador de la bancada perredista en ese estado, Mauricio Hernández González firmó una carta de apoyo al gobernador Enrique Peña Nieto ¡apoyando los acontecimientos represivos en Atenco!.
[5] Las cifras, dadas a conocer en la Asamblea Nacional de Adherentes de la otra campaña el 30 de junio y 1 de julio en la Ciudad de México, pueden consultarse en www.enlacezapatista.ezln.org.mx
[6] Porque el desprecio existe. Desde los intelectuales chiclosos que desprecian a lo que no conocen, pero se atreven a juzgarlo, hasta los movimientos tradicionales que miran con desprecio a los distintos y a los nuevos.
[7] William Roseberry, citado en Adolfo Gilly, Historia a contrapelo. México. Era. 2006. Pag. 85

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